jueves, 11 de julio de 2013

Lazos


Nombre:Lazos
Tipo:One-shot
Pareja:Inoojima [ligeramente hard]
Autora:Akemi-chan

Este fic fue hecho en el momento de locura que me dió al ver la foto ~ ¿a quién no le dió un ataque Inoojima?Amo las manos de Kei y esa posesividad que aparenta en ellas. Creo que he visto por ahi la imágen ya usada pero no pude evitar el ponerla aqui, simplemente sentí que concordaba con el fic,ya me dirán luego si estoy o no en lo correcto.
En fin eso es todo ~ el nombre fue tan random como siempre. Lo primero que se me ocurre lo pongo como título xD. Disfrutenlo C:

......................

—Ahh.. —
Gimió lo más bajo que pudo aunque para hacerlo tuvo que morder su labio inferior y ocasionar que un hilo de sangre se deslizara por la herida y se encaminara por su barbilla hasta perderse en su cuello junto a las gotas de agua. Aunque fuerte y profundo como era penetrado se le hacía difícil,  era necesario. No podía hacer demasiado ruido o su madre escucharía, después de todo entre el primer y segundo piso pocas cosas no se escuchaban. Pero aún y a sabiendas de eso fue inevitable el hacerlo, fue imposible el resistirse a la adrenalina que le infundía el meterse a la ducha de su hermano mayor.

—Si sigues gimiendo de esa forma incluso el agua no podrá acallar tu voz Yuto—

—Cállate…—

Respondió mirando al mayor con una mezcla de dolor, enojo y placer, haciendo que Inoo en un acto por domar a su rebelde hermano, apretara su miembro con la diestra. Era poco creíble el hecho de que fueran hermanos y más aún por la diferencia de altura de ambos, por eso estos eran los momentos que Inoo disfrutaba, aquellos en los que podía callar a Yuto con un solo movimiento, hacerlo gemir con tan solo roces de sus dedos que se deslizaban por sus glúteos o hacerlo incluso llegar al orgasmo con tan solo un beso.
Yuto era consciente que cuando iba a buscar a su hermano mayor sería sublevado y dominado como él quisiese pero aun así se oponía a ser el uke pasivo al que el mayor estaba acostumbrado con sus anteriores parejas. Entonces buscó el lóbulo de su oreja y la mordió; una de las debilidades de Kei que lo hacía relajarse y en este caso sobre excitarse, comenzando así un camino de besos y mordidas que tendrían como fin sus labios gruesos.

¿Pero cómo había comenzado todo esto?¿En qué momento la relación de hermanos pasó a un segundo y hasta tercer nivel?

Todo había dado inicio hace un par de meses, Inoo ya cursaba el último año de escuela secundaria, ya era Junio y estaba de lo más relajado con respecto a sus notas, disfrutando de la libertad en todo el sentido de la palabra, burlándose de lo tontos que podían ser Kota y Yuya por no haber aprovechado los años anteriores en sacar buenas notas, se los había dicho tantas veces y éstos lo habían ignorado que ahora el  reírse de ellos le parecía lo más natural del mundo.

—Oye Yuto, ven a decirle algo a tu hermano que se  pasa de fastidioso…—

El joven mencionado había aparecido con un grupo de amigos entre risas y empujones, disfrutando del receso de clases. Pero al escuchar a los amigos de su hermano llamarlo, se había separado sin tropiezo de sus acompañantes y se había dirigido a ellos, saludándolos como buenos amigos que eran.

—Kei déjalos en paz, no es su culpa el haber nacido tontos…—

—Oye! —

Ambos jóvenes se quejaron al unísono y los cuatro comenzaron a reír desmedidamente, haciendo que algunos a su alrededor voltearan a verlos, por la curiosidad de saber el motivo de tal carcajeo.

—Parece que el intelecto lo heredaste tú y lo demás tu hermano, Kei—Comentó Kota usando la ironía en cada una de sus palabras, buscando el gesto de molestia que Inoo no intentó en ocultar.

—Yuto sí que has crecido…es increíble que Kei sea mayor que tú por tres años y parezca menor…—
Agregó Yuya, ordenando los cabellos que caían sobre su mejilla al haberse recargado en el hombro de Yabu.

—Ustedes parecen más amigos de mi hermano que míos—Rodó los ojos  y bufó cruzándose de brazos sin ocultar una pizca de la molestia que le causaba el ser dejado en segundo lugar.

—Ya Kei, no te pongas celoso. No te voy a quitar a tus preciados amigos.—
A Yuto se le inflaba el pecho cada que se rodeaba de Kota y Yuya, al ser mayores le daban esa superioridad auto-impuesta que acrecentaba la popularidad que tenía en todo el colegio y el estar junto a ellos había hecho que cualquier respeto que pudiera tener a su hermano  mayor desapareciera.
Y eso era lo que más odiaba Kei, que su hermano pequeño, aquel que hace unos años rogaba por su atención y le pedía consejos sobre chicas hubiera cambiado. De un momento a otro había crecido y con su estatura, la arrogancia también.

—No vuelvas a hacer algo así… ¿entiendes? —

Respondió con un tono amenazante. Aunque podía soportar sus comentarios insolentes el que sus cabellos fueran desordenados como si fuese un niño pequeño era algo que su orgullo no le permitía aceptar.

—¿Y qué si lo hago de nuevo?¿se lo dirás a mamá? —

. . .
. . .

— ¿Es enserio?¿vas a ponerte así por algo tan tonto?..¡Kei, ven aquí! —

Yuto perseguía a Kei por los pasillos de la escuela, sin entender la actitud de su hermano. Sólo le había desordenado los cabellos un par de veces y había contado a Kota y  Yuya lo  divertido que era el hecho de que la ropa de Kei le quedara tan pequeña.

Inoo había desarrollado un temperamento fuerte que no iba con la imagen que tenía. Tan tranquilo y relajado como era había encontrado el único aliciente para su mal genio; su hermano.Y parecía que Yuto se encargaba cada día de buscar la manera de hacerlo explotar, por eso se había alejado del patio dejando a Yuto y sus amigos atrás, tan sólo para calmar la tonta ira.
Pero él lo había perseguido y sus las piernas largas  fueron de ayuda en ese momento que con un poco de esfuerzo logró jalar el brazo de su hermano deteniéndolo a la fuerza.

—Yuto lo que menos quiero hacer ahora es verte—

—Pero…—

—¿Kei? —

—¡Ryutaro! Ahí estabas, te he estado buscando por todos lados y al fin apareces…—El movimiento brusco que el mayor hizo soltó su brazo y dejó perplejo a Yuto que al fin entendió el porqué de tanta caminata alrededor de todo el lugar. —Vete a casa, yo voy en un rato—

Y es que Ryutaro había aparecido en el momento preciso, Kei estaba en el límite de la paciencia y si no hubiera llegado el otro joven, no sabía qué le habría dicho o hecho a Yuto.

—¿En verdad me estabas buscando? o  sólo lo dijiste porque tu hermano estaba aquí—

—¿Importa mucho? —

El menor alzó los hombros, sosteniendo el aparente frágil brazo del mayor para recargarse en  él.

—No, en verdad no ¿y a dónde iremos hoy? —

—Donde siempre…—
. . .
. . .
. . .

Tonto y estúpido Inoo Kei que había hecho que en toda la tarde su joven hermano estuviera inquieto, buscando melodías en la batería que parecían no tener un inicio y un fin, imaginándose cosas que no debería. Y es que  Yuto tenía un cosquilleo hace semanas en el pecho, un hormigueo que no se le quitaba por más que  pateara la pelota con todas sus fuerzas en los entrenamientos de fútbol.

No podía olvidar lo que vio, el momento en que descubrió que su intelectual hermano tenía una personalidad que no conocía.

Siempre que discutían su hermano buscaba la excusa del estudio para quedarse más tiempo en el colegio, con un “nos vemos en casa” se despedían y regresaba ya para cenar, pero justo ese día al menor se le había ocurrido el disculparse e ir juntos a casa, como solían hacerlo años atrás. Lo buscó por el colegio entero y cuando ya iba a rendirse e ir exhausto a casa, decidió ir al único lugar que no había revisado; la azotea. Y fue ahí donde los vio, tan apegados que sus cuerpos parecían adherirse cada vez más, tan ruidosos que  escuchó el nombre de su hermano más de una vez entre gemidos, jadeos y sonidos perturbadores  y sobre todo tan descarados que parecía no importarles el hecho de que la puerta hubiese estado medio abierta.


—Oye…¿mamá ya llegó a casa?

Ni pudo darse cuenta en qué momento su hermano había cruzado la puerta de entrada de la casa, sólo el alborotar de sus cabellos lo hizo reaccionar y mantener en las mejillas un sonrojo inusual .Si el mayor supiera que antes de que llegara su inocente hermano recordaba su respiración entre cortada, su cuerpo desnudo sobre otro desconocido, su voz susurrante y demandante.

—Mmm... no, llamó hace poco y dijo que cenáramos solos. Hoy cenará con papá fuera.—

—Ohh ya veo.. ¿y qué veías en la televisión? Parecías muy concentrado —

El mayor había recargado los brazos en la cabecera del sofá donde su hermano se encontraba, estirando el cuello para reconocer dicho programa.

—Nose…acaba de comenzar—Mintió, carraspeando la garganta.—Hoy llegaste algo temprano. —

—Sí, digamos que el estudio fue corto pero exquisito. —

El susurro de Inoo en su oreja ocasionó un temblor en el cuerpo de Yuto y una risa en el mayor que ahora parecía estar más relajado que nunca.

—¿Él es tu novio Kei? —Se atrevió a preguntar de imprevisto, sus labios se habían movido por sí solos y ya no podría dar marcha atrás. El nudo que se le formó en la garganta por los nervios no impidió que se pusiera de pie y enfrentara al mayor con la firmeza que fingía.

—¡¿Qué?! —La risa  escandalosa que salieron de entre sus labios gruesos, hicieron que se sostuviera de la pared cercana, no parando de reír hasta casi llorar. Las palabras de Yuto habían sonado como una broma, aunque le causaba extrañeza el hecho de que llegara a dudar de su sexualidad. Kei pensaba que el salir con tantas chicas cubría el hecho de que fuera bisexual y al parecer no era así. —Yuto yo no tengo novia ni novio —Aclaró sin quitar la risa burlona.

—¿Entonces qué tienes con ese chico? —

—Si te refieres a Ryutaro, es sólo un amigo—

—…¿Tienes sexo con tus amigos? —

Entonces Kei suspiró, ocultó su sorpresa tras una seriedad intimidante y se acercó al menor quién reaccionó retrocediendo un solo paso.

—Y si lo hago ¿te importa acaso? —

—No…o quizás sí-Desvió la mirada y movió los labios buscando palabras adecuadas para explicarse.-Es decir…eres mi hermano después de todo y no me gusta verte diferente—

—¿Diferente? El único que a cambiado aquí eres tú—Se detuvo frente a él, alzó la mirada y tomó entre sus dedos pulgar e índice el mentón del alto, fijó su mirar en los ojos azabaches de éste y sonrió. —Creciste demasiado para ser menor… ¿Tienes idea de cuánta molestia me ha causado eso? —Yuto se habia quedado mudo, preguntándose en su alborotada cabeza ¿Cómo es que su hermano podría causarle tanta timidez? —Pero nunca has dejado de ser el inocente Yuto que conozco desde pequeño, te has vuelto arrogante y un poco altanero pero hermanito…¿Has tenido sexo ya? —

Kei no pensaba intimidarlo, después de dos horas con un pequeño y placentero cuerpo a su disposición había decidido dejar cualquier altercado con su hermano en el olvido, pretendía incluso hacer las paces pero Yuto lo había cercado de preguntas, había penetrado la burbuja de paz en la que había decidido establecerse. Lo había retado, atribuyéndose un derecho que no tenía. Y ahora lo tenía contra la pared, a sólo centímetros de su boca que podía inhalar el nerviosismo y cobardía cuando le hizo la última pregunta.

—Cla-claro que sí! Muchas veces…—

¿Había sonado convincente? Eso esperaba, el temblor en su voz seguramente habría confirmado la mentira. Yuto jamás había llevado a una chica a la cama, invitaciones tuvo muchas pero nunca había llegado a desear a una chica al punto de querer tener relaciones sexuales con ella. Y ahora se arrepentía de ello, porque si lo hubiera hecho en este momento seguramente podría enfrentar a su hermano sin tener un rubor en las mejillas.

—¿En serio esperas que te crea eso? Yuto nunca has sabido mentir. Eres tan fácil de leer que tu rostro y cuerpo te traicionan—

Ryutaro era lindo, tanto en aspecto como en su forma de ser. Le había costado cerca de un año quitarle la careta de niño tímido y ahora era uno de sus “amigos” favoritos junto con chinen que resaltaba por lo imaginativo que podría ser en la cama pero su hermano tenía una presencia única y en este momento lo estaba apreciando. Delgada figura, delicado en sus facciones, nariz perfilada, ojos puros y unos labios delgados que sólo habían sido besados una vez ¿Desde cuándo Yuto se había vuelto tan atractivo?
El llamado de sus labios no fue ignorado, la tentación de besarlo fue más fuerte que la estúpida lógica y en un solo movimiento tuvo los labios del menor entre los suyos, dominó su lengua con brusquedad y poco a poco los golpes en su pecho cesaron y sus brazos largos rodearon su cuello con tranquilidad.

Yuto se reclamaba a sí mismo por dentro el hecho de lo que estaba haciendo, besar a su hermano lo convertía en un ser igual a él. Igual de bajo al besar a otro hombre. Pero luego se dejaba llevar, se concentraba en el sabor que poseían sus labios y se comenzaba a preguntar quién le habría enseñado tantas cosas y cuántas personas ya habrían logrado hacer lo mismo con él. Lo cierto es que los minutos fueron pasando y así como las manillas del reloj se movían ,el calor aumentaba y las prendas fueron un estorbo cuando los gruesos labios de Kei se centraron en chupar las tetillas rebosantes de color del menor y más aún cuando su diestra se perdió entre su pantalón y su bóxer y se encargó de acariciar su falo escondido.

—Kei~ deja de …—Mordió su labio inferior en un intento por no gemir descaradamente, si lo hacía se parecería a ese tal Ryutaro. —Oye…nuestros padres pueden…volver…Kei! —Exclamó con un gemido ruidoso, los dedos de pianista que su hermano poseía se encontraban rozando sus glúteos y amenazaban con entrar a una zona prohibida— No...ni siquiera lo pienses…—Trató de cerrar sus piernas pero el temblor en estas lo hizo deslizar su espalda por el frio muro hasta estar cerca del piso.

—Ni tú ni yo nos perdonaríamos por parar en este momento…si nuestros padres nos encuentran.. ¿importa? No puedo dejarte en este estado—Tocó con el índice la punta de su miembro y sonrió cual pervertido que en realidad sí era y recostó al menor en el piso, quitó el bóxer que ya prácticamente colgaba de un pie y elevó la cadera del más alto para lamer su entrada con total desfachatez.

Yuto se retorcía entre jadeos, sin saber dónde poner las manos, quería aferrarse a algo y no había nada más que el  duro piso. Kei disfrutaba del espectáculo, ver tan dócil y frágil a su desobediente hermano le causaba una excitación que lo llevó a sacar su miembro y frotarlo contra él antes de penetrarlo. No le avisó en el momento que lo hizo,  se impulsó con un movimiento ágil de pelvis y lo embistió con vitalidad, llegando a ingresar completamente; la preparación previa había sido óptima.

—Idiota!...ni siquiera me avisaste en que momento tú...ahh.. —

Hizo un reclamo fallido, uno de tantos que acababan en gemidos pues los movimientos vigorosos del mayor llegaban a ser tan profundos que casi parecían desgarrarlo.

—Yuto, deja los reclamos para después…y disfrútalo.—
...

Desde ahí los días habían transcurrido y lo que Yuto llamó como una “calentura de momento” se repitió más de una vez. Lo arrogante no se le quitaba, de hecho se había vuelto más molesto con su hermano pero ahora había cambiado el final de esas peleas pues antes que golpes, llegaban a ser besos y antes de reclamos llegaban a ser penetraciones.

Kei había admitido para sí mismo su debilidad ante su ‘pequeño’ hermano, aunque usualmente era él quien mantenía en control al menor, Yuto jamás se enteraría que con sus sonrisas o roces llegaba a alborotarle las hormonas a Kei y Kei a su vez nunca se enteraría que Yuto había comenzado a escribir su nombre en clases y que en su mente comenzaba a rondar la palabra amor.

—¿Soy especial Kei? —


—Siempre has sido especial Yuto—







sábado, 6 de julio de 2013

"A la orilla de la chimenea"



Autora:Tomoyo-chan
Parejas: Imaginenlo(?)
Tipo:Songfic

Esta canción es una de mis muchaaaaas favoritas, se llama "A la orilla de la chimenea" es de Joaquín Sabina, escuchenla se las recomiendo mucho, y escuchen mas de el, es un gran señor(?) y no lo digo por su edad si no por su trayectoria en la música ;D! bueno sin mas, espero les guste! 

Por cierto como se darán cuenta al final, no tiene pareja, así que si lo leen comenten a quien se imaginaron en esa situación! :B

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-Hola…-Sonrió e hizo una leve venía con la cabeza como sinónimo de agrado y para completar su saludo tan poco formal, no sabía si en ese lugar nuevo era necesario mostrar demasiado respeto como cuando estaba en casa. Sin embargo creo que estaba demasiado equivocado, el chico más alto sin decir nada, se acercó y lo estrechó en sus brazos, se sentían tan cálidos y confortables.





“Puedo ponerme cursi y decir que tus labios
Me saben igual que los labios que beso en mis sueños”



Durante su fiesta de bienvenida, el mayor ya ebrio lo había tomado por sorpresa al salir del baño y sin darle tiempo le robo un beso, su primer beso. Aun cuando fuese un chico, su pecho latía a mil por hora y no tenía claro el porqué. Habían pasado un par de meses desde aquel día y algo en el menor había cambiado, su corazón palpitaba más rápido cada que el joven de delgada figura y cabellos oscuros estaba cerca.


“Puedo ponerme triste y decir que me basta
Con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño
Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren,
Tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado tu dios tu asesino”


Pero solamente era visto como un amigo, el alcohol había borrado de su memoria aquella noche, aquella donde se apodero de algo que no le pertenecía  en ese momento, el castaño cerraba los ojos y recordaba perfectamente aquellos ojos con mirada tierna y a la vez tan cautivadores, sus labios semi abiertos y su aliento tibio aun cuando el olor no era muy agradable. Sus mejillas coloradas siempre lo delataban, indicando con descaro que pensaba en él.


O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea”


-¿Soy feo?... –Pregunto alguna vez mientras estaban tumbados en el pasto mirando el cielo, sin hablar ninguno de los dos, Tal pregunta en lugar de sorprender, le robo una fuerte carcajada a su acompañante – ¿Es broma cierto? Eres lindo baka! –El menor sonrió y permaneció a su lado con esa gran sonrisa como siempre que lo alagaba o le decía que amaba que estuviera a su lado, que lo hacía sentirse acompañado, nunca más solo.


“Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor

Que me falta algo para atarte a mi cama,
Puedo ponerme digno y decir toma mi dirección
Cuando te hartes de amores baratos, de un rato me llamas





Creo que comenzó a gustarme alguien…-su corazón se apachurró como si se tratase de alguna naranja a la cual deseaban sacarle el jugo, pero en su rostro solo se mostraba una amplia sonrisa, y como era ya de costumbre, solo fingía alegrarse y mostrar interés, aunque claro que le deseaba saber, saber si era mejor que él. Si esta vez “ese” era el indicado o solo pasaría ser uno del montón con el cual solo fallaría.



“Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
Tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío,
O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea”




-Hola… -Saludo al más alto con una sonrisa, aun cuando había notado en el cuello un par de moretones que no eran más que indicios de la noche anterior, su corazón se rompió, deseaba llorar sin embargo no lo haría en ese momento, tomo una bocanada de aire y la dejo escapar sin que el mayor lo notara ya que había caminado un poco más a prisa, el pelinegro se acercó y lo abrazó por la espalda para susurrarle al oído- Tu eres el único que permanece a mi lado, no me dejes nunca –Por su mente paso la loca idea de irse en ese momento pero aún no estaba listo para hacerlo, su corazón aun latía como nunca antes lo había hecho. 



–Sí, siempre juntos… siempre amigos.

viernes, 26 de abril de 2013

Número equivocado.

Tipo: One-shot
Pareja: Takadai
Autora: Tomoyo-chan

Nota(?:


Hola ._. a veces odio esta cara este es mi primer fic terminado y el primero que publico, soy inexperta en esto así que espero no ser un fraude x''D este fic nació de madrugada 2am creo... después de hablar con Akemi sobre un castigo para Yuya e.é creo que mis deseos reprimidos salieron a flote xDDD ok no! soy un pan de dios en fin! espero les guste y comenten. Gracias =^^= 

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Hacía más de un mes que Yuya no lo tocaba, su piel había perdido el aroma de su novio que a pesar de tener un año juntos hace meses no se comportaba de la manera “normal” había cambiado la hora de los mimos y atenciones, por la hora de los reproches y ya el típico “estoy cansado”. A pesar de que Daiki era un chico dulce y en ocasiones inocente, no tenía ni un pelo de tonto, sabía que algo no marchaba bien, algo… o alguien estaba inquietando a su novio, de nuevo.


No era la primera vez en que el apuesto Takaki perdía el interés en su amoroso novio, y con sólo verlo a la cara lo sabía, no le era necesario oler su camisa apestosa a perfume barato, ni revisarle el cuello en donde yacían abundantes marcas que delataban sus encuentros  pasionales con alguno de sus amantes de ocasión. 


-Sé que lo haces de nuevo- dijo el castaño mirando con insistencia a su joven pareja la cual miraba el televisor en la madrugada, en lugar de estar durmiendo-


-¿Hacer qué?- soltó una carcajada llena de descaro, y sin voltear a mirarlo sonrió de lado, con un poco de victoria en ese gesto, el cual sabía que molestaba demasiado a Daiki.

Tomo aire y se volvió hacia su habitación, mientras repetía para sí:

“Arioka ¡idiota! ¿Por qué? ¿Por qué permites que ese mal nacido te trate como basura? ¿Por qué no te dejas de tonterías y entiendes que amar no es nada de lo que él te da?...”

Pero siempre justo cuando llegaba a esa pregunta, aquella que contenía la palabra amor, miles de recuerdos volvían a la mente del noble chico, recordaba cuando se conocieron, la forma tan tonta en que le pidió salir por vez primera, su primer beso era su más grande tesoro, sus planes de vivir juntos, risas y palabras de amor, palabras que se quedaron meses atrás, dolían demasiado tantos recuerdos, pero dolía más alejarse y ver desde lejos como alguien más ocuparía su lugar en cuestión de días cuando mucho.

Se tiró en la cama y se cubrió con la manta completamente, aun lograba escuchar el ruido del televisor, cosa que lo irritaba más, cerro sus ojos esperando que el sueño llegase y lo cobijara entre sus brazos, sólo deseaba dormir y despertar creyendo que todo era un sueño. Pero eso no pasaría, sonó su alarma y al abrir sus ojos se encontró en la cama con el pantalón y camisa del su novio, el cual tomaba un baño, tomo la prenda de color claro y no alcanzo a revisar el cuello cuando pudo percibir de nuevo ese fétido aroma a barato, todo indicaba que había esperado a que el castaño durmiera y había escapado de nuevo por la noche como los gatos en celo, donde su intelecto se quedaba por debajo de sus instintos.

Demasiada rabia era lo único que podía sentir en ese momento, miró a la cama y tomo el pantalón, se lo había regalado en navidad y había prometido usarlo cuando tuvieran una cita llena de romance como a ambos les gustaban, o quizá a Yuya no, en ese momento ya nada era seguro, todo había perdido su valor, poco a poco se le derrumbaba el mundo al joven Arioka, revisó los bolsillos en busca de algo más, dentro de él se encontraba un curioso frasco de color blanco-

-¿Medicamento? –susurró para sí mismo, quizá su novio estaba enfermo y él no lo sabía, tal vez por eso se alejaba, sin esperar demasiado abrió el frasco, quedando pasmado al ver aquellas pequeñas pastillas azules, pero no era lo único que estaba en aquel pequeño recipiente, sacó el que parecía ser un papel y en efecto era una nota, que después de leerla fue la causante de unas cuantas lágrimas más.

Estuvo delicioso, pero mañana una de estas hará que la pasemos mejor que todas las veces anteriores, te veo en el desayuno. Yuto”

El sonido de la regadera ya no era audible, asustado y dolido no espero a que su novio saliera del baño, y partió rumbo hacia la cocina, entre lágrimas tomó unas naranjas y como todos los días preparó el desayuno para ambos.

-Daii... quiero sólo un café voy tarde desayunare con un cliente importante – sin responder solamente se quedó sumergido en sus pensamientos, un cliente…su amante pensaba, miró el frasco  y tomó unas cuantas pastillas, las molió y vertió en el café aquel polvo azul, no estaba seguro de lo que hacía sin embargo el dolor lo cegaba y sólo pensaba en dañarlo como él lo había hecho, limpió sus mejillas con las mangas de su camisa de dormir y le dejó la taza de café sobre la mesa, continuando con la preparación del desayuno. Lo miró de reojo mientras el más alto de los dos bebía su café como todos los días y sin despedirse de su novio salió azotando ligeramente la puerta.

Te amo…-susurro Daiki después de asomarse por la ventana y verlo partir, terminó de recoger la cocina como cualquier otro día, se dirigió a su habitación e hizo su maleta- Creo que mis padres estarán contentos de verme, hace mucho que no visito a mis amistades, ¿cómo estará Kei y Yuri?- sonreía pensando en ellos. Al parecer el menor se había trastornado por completo y actuaba de lo más normal.

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El pelinegro lo recibió en su casa con un coctel en mano, en el cual minutos antes había puesto dos pequeñas pastillas azules, Takaki lo bebió por completo sin chistar, estaba ansioso por besar a su amante, así que en cuanto termino con la bebida, lo tomó en sus brazos, desnudándolo al mismo compás de aquel beso, parecían devorarse, ambos ansiosos por sentirse, la ropa quedo por toda la habitación, misma que se acaloro al tenerlos sobre la cama desnudos y jadeantes, los discretos gemidos de Yuya se combinaban con los del menor al cual le encantaba hacer escándalo, sus cuerpos sudados continuaban con su entrega, la cual culminaría con un grandioso orgasmo, el medicamento había cumplido su función, lo follaba como nunca antes había follado a nadie, con tanta fuerza que ponía su acelerado corazón al límite, un gran grito por parte de Yuto anuncio el final de aquel acto que sin saber sería el último de Takaki, su corazón no resistió, había ingerido demasiado medicamento, y en efecto aquella mañana se había divertido como nunca, un excitante placer que lo llevo a la muerte. El medico informó que había sufrido un infarto.

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Terminó de arreglar la casa y aun le quedo tiempo para bañarse y alistarse. Miró a su alrededor y todo lucia en perfecto orden, el teléfono sonó y sin prisa se acercó a él y lo contestó-

-Moshi moshi…- contestó de manera amable como siempre lo hacía.

-Yuya….Yuya murió- era la voz de al parecer un chico, los sollozos  le impedían hablar con claridad.

-No sé quién es Yuya…número equivocado- colgó la bocina sintiendo como su corazón dolía tal cual como si estuviese siendo apretado por una mano, sin embargo no lloraba, sus lágrimas se habían terminado, Takaki había acabado con ellas, tomó su maleta y salió de aquel pequeño departamento que juntos rentaron aquel día de verano después de haber hablado sobre tener una familia. Era claro que eso sólo había sido un momento de falsas promesas como muchos otros.